«Por el momento, algo debe quedar en claro: la historia humana no
puede de ningún modo separarse o desentenderse de la naturaleza. Ella
siempre estará hermanada con la natura, ya sea que la llamemos un "lodo"
o una "madre" fecunda. Quizás la prueba más exigente para el ingenio
humano sea la clase de naturaleza que éste habrá de fomentar: o una
ricamente orgánica y compleja, o una inorgánica y desastrosamente
simplificada.»
...«¿Cuáles son lo factores que han producido sociedades humanas ecológicamente dañinas? ¿y cuáles son los que podrían crear sociedades benéficas para el entorno? ¿Una tecnología desarrollada es por fuerza antiecológica o puede servir para embellecer a la biosfera y los biotopos?, ¿qué enseñanzas nos puede aportar la historia para contestar a estas preguntas y para que progrese nuestro pensamiento más allá de los eslóganes simplistas que nos encontramos entres los ecologistas, misántropos o liberales? Y es más, ¿cómo tenemos que pensar estas preguntas?, ¿por la lógica clásica?, ¿por la intuición?, ¿por la inspiración divina? O, ¿y por qué no, por formas de pensar evolutivas que podríamos calificar de dialécticas? Pero en fin, éste no será el límite de nuestro propósito: ¿Cómo hay que reconstruir a la sociedad para establecer unas relaciones armónicas entre el ser humano y la naturaleza?, ¿cuáles son los medios políticos, sociales y económicos para realizar esta reconstrucción?, ¿y por qué principios éticos se puede guiar?»
... «Lo que vuelve tan importante a la ecología social es el hecho de que ésta no le concede ningún lugar a la jerarquía, ni en la naturaleza, ni en la sociedad; la ecología social decididamente desafía la función misma de jerarquía como principio estabilizador u ordenador en ambos dominios.»
... «Todavía siento aprecio por una época en la que se buscaba ¡luminar el curso de los hechos, Interpretarlos, y darles un sentido. Mi palabra favorita es "coherencia"; definitivamente, ella rige todo lo que digo y escribo. Además, este libro no irradia el pesimismo tan común en la literatura sobre el medio ambiente. Así como creo que el pasado tiene un sentido, también creo que el futuro puede tenerlo. SI bien no podemos estar seguros de que la condición humana habrá de mejorar, al menos tenemos la oportunidad de elegir entre una libertad utópica y una inmolación social. De aquí proviene el desfachatado carácter mesiánico de este libro, carácter que es a la vez filosófico y ancestral. El "principio de esperanza", como lo llamó Ernst Bloch, es parte de todo lo que yo valoro: de ahí que deteste un futurismo tan apegado al presente que anula lo futuro, negando todo lo nuevo que no sea una extrapolación de la sociedad actual. He Intentado evitar el escribir un libro que mastique todo posible pensamiento relacionado con los temas tratados en las páginas siguientes. No me gustaría entregarle estos pensamientos en forma de papilla predigerida a un lector pasivo. La tensión que más estimo es la que se da entre el lector de un libro y su autor: las ilusiones, las sugerencias, los pensamientos incompletos y los estímulos que alientan al lector a pensar por sí mismo. En una era que está en fusión, sería arrogante exponer análisis y recetas terminadas; antes, considero que la responsabilidad de un trabajo serio es estimular la reflexión ecológica. En el caso de un libro que sea tan "simple", tan "claro", tan unitario -en un tema tan elitista- que no requiera ni enmiendas ni modificaciones, el lector tendrá que buscar en otra parte. Este libro no es un programa ideológico, es un estímulo para el pensamiento, un conjunto coherente de conceptos que los lectores o las lectoras tendrán que completar en la privacidad de sus propias conciencias"»
Murray Bookchin dirigió el Instituto de Ecología Social (Vermont, U.S.A.). Nacido en 1921 en el seno de una familia rusa de New York, trabajó sucesivamente en una fundición, luego en la Industria del automóvil antes de ejercer la enseñanza. Excelente orador y notable polemista, siguió siendo hasta su muerte, una figura de proa dentro de la corriente ecologista y anarquista en los Estados Unidos.
Ref. 5458
Autor: Bookchin, Murray
Idioma: Español
Editorial: Nossa y Jara (Madrid)
1999
15x21 cm.
511 páginas. Cubiertas en rústica.
...«¿Cuáles son lo factores que han producido sociedades humanas ecológicamente dañinas? ¿y cuáles son los que podrían crear sociedades benéficas para el entorno? ¿Una tecnología desarrollada es por fuerza antiecológica o puede servir para embellecer a la biosfera y los biotopos?, ¿qué enseñanzas nos puede aportar la historia para contestar a estas preguntas y para que progrese nuestro pensamiento más allá de los eslóganes simplistas que nos encontramos entres los ecologistas, misántropos o liberales? Y es más, ¿cómo tenemos que pensar estas preguntas?, ¿por la lógica clásica?, ¿por la intuición?, ¿por la inspiración divina? O, ¿y por qué no, por formas de pensar evolutivas que podríamos calificar de dialécticas? Pero en fin, éste no será el límite de nuestro propósito: ¿Cómo hay que reconstruir a la sociedad para establecer unas relaciones armónicas entre el ser humano y la naturaleza?, ¿cuáles son los medios políticos, sociales y económicos para realizar esta reconstrucción?, ¿y por qué principios éticos se puede guiar?»
... «Lo que vuelve tan importante a la ecología social es el hecho de que ésta no le concede ningún lugar a la jerarquía, ni en la naturaleza, ni en la sociedad; la ecología social decididamente desafía la función misma de jerarquía como principio estabilizador u ordenador en ambos dominios.»
... «Todavía siento aprecio por una época en la que se buscaba ¡luminar el curso de los hechos, Interpretarlos, y darles un sentido. Mi palabra favorita es "coherencia"; definitivamente, ella rige todo lo que digo y escribo. Además, este libro no irradia el pesimismo tan común en la literatura sobre el medio ambiente. Así como creo que el pasado tiene un sentido, también creo que el futuro puede tenerlo. SI bien no podemos estar seguros de que la condición humana habrá de mejorar, al menos tenemos la oportunidad de elegir entre una libertad utópica y una inmolación social. De aquí proviene el desfachatado carácter mesiánico de este libro, carácter que es a la vez filosófico y ancestral. El "principio de esperanza", como lo llamó Ernst Bloch, es parte de todo lo que yo valoro: de ahí que deteste un futurismo tan apegado al presente que anula lo futuro, negando todo lo nuevo que no sea una extrapolación de la sociedad actual. He Intentado evitar el escribir un libro que mastique todo posible pensamiento relacionado con los temas tratados en las páginas siguientes. No me gustaría entregarle estos pensamientos en forma de papilla predigerida a un lector pasivo. La tensión que más estimo es la que se da entre el lector de un libro y su autor: las ilusiones, las sugerencias, los pensamientos incompletos y los estímulos que alientan al lector a pensar por sí mismo. En una era que está en fusión, sería arrogante exponer análisis y recetas terminadas; antes, considero que la responsabilidad de un trabajo serio es estimular la reflexión ecológica. En el caso de un libro que sea tan "simple", tan "claro", tan unitario -en un tema tan elitista- que no requiera ni enmiendas ni modificaciones, el lector tendrá que buscar en otra parte. Este libro no es un programa ideológico, es un estímulo para el pensamiento, un conjunto coherente de conceptos que los lectores o las lectoras tendrán que completar en la privacidad de sus propias conciencias"»
Murray Bookchin dirigió el Instituto de Ecología Social (Vermont, U.S.A.). Nacido en 1921 en el seno de una familia rusa de New York, trabajó sucesivamente en una fundición, luego en la Industria del automóvil antes de ejercer la enseñanza. Excelente orador y notable polemista, siguió siendo hasta su muerte, una figura de proa dentro de la corriente ecologista y anarquista en los Estados Unidos.
Ref. 5458
Autor: Bookchin, Murray
Idioma: Español
Editorial: Nossa y Jara (Madrid)
1999
15x21 cm.
511 páginas. Cubiertas en rústica.
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